La
siguiente es una carta publicada días atrás por un compatriota. Queremos
enterarlo que ese candidato por el que clama, existe y lucha contra viento y
marea. Es el Coronel Luis María Agosto,
que tiene respuestas a cada una de las quejas que contiene su misiva, y --más
importante aún que un programa-- acredita y respalda la fidelidad popular que
merece con una limpia trayectoria en que Nunca Engañó al Pueblo.
Bloque Cívico UNIDAD NACIONALISTA Y POPULAR - LISTA 29
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Texto de la carta:
Integro
la amplísima mayoría de ciudadanos que no se sienten representados por ninguno
de los candidatos existentes. Formo
parte de la legión de los que votan para no que no les expropien el sueldo o la
jubilación por el “delito” de no concurrir a las urnas; o de los que quieren
autoengañarse imaginando que por arte de magia surgirá algo “menos malo”, o,
quizá, de los que participan en la jornada electoral por falta un
entretenimiento más barato o porque el barullo “cívico” los priva de un sueño
reparador y, ya desvelados, salen a votar por alguien –por cualquiera.
Abusiva
situación para cada uno de nosotros, los Desengañados por el Sistema, así despojados del derecho de participar en
la vida cívica según lo ordene nuestra conciencia, con posibilidad de elegir
entre opciones reales y certeza de contribuir
al bien común de la Nación y el pueblo, en lugar de cumplir el triste papel de
legitimar la presencia en cargos oficiales de oscuros e ignaros personajes cuyo
único afán es aferrarse con uñas y dientes a sus butacas, aunque para ello
tengan que servir intereses poco presentables ante el tribunal de su
conciencia.
Me
resulta imposible acompañar a los grupos existentes, pues aunque me desvele
estudiando programas, descifrando plataformas y soportando discursos, no
encuentro respuesta aceptable a estas sencillas preguntas:
ü ¿Qué candidato lucha por
impedir que se pague por adelantado la deuda
externa,
y así evitar que el gobierno marxista prosiga impunemente, sin irritar a su
Gran Hermano del Norte, su macabra faena de estatización y destrucción de la
clase media, y de enajenación de los recursos económicos de los orientales?
ü ¿Qué candidato rechaza la
instalación de bases militares y guerrillas
extranjeras
en América, considerando que cada una de esas dos cosas sirve de pretexto a la
otra y ambas ultrajan la soberanía
nacional?
ü ¿Qué candidato no basa su
plataforma exclusivamente en un materialismo
zoológico,
en que lo único que se propone son medidas económicas (además, antipopulares)?
ü ¿Qué candidato tiene el
coraje de los tiempos bravíos de la Independencia y
se
atreve a exigir un plebiscito a favor o en contra de la pena de muerte por
delitos atroces como el narcotráfico, la violación o la traición a la
patria? ¿Eso de la soberanía popular es
realidad o engañifa? ¿No se teme por el
futuro de una democracia que tanto exaltan a la hora de los discursos
vacíos? Porque si es que el pueblo es
soberano, como dicen, no puede sustraerse a su competencia ningún tema sin que
el sistema mismo se desnaturalice y resquebraje.
ü O bien, ¿qué candidato, por
considerar inadmisible que el Estado suprima la vida humana --aun la de los
grandes criminales y otros detritus sociales-- al mismo tiempo, con exigible
coherencia Y CON TANTO MAYOR RAZÓN que en el caso de los forajidos, rechaza el
asesinato “legal”, vía aborto criminal, de los más indefensos de nuestros
compatriotas: las niñas y niños en el vientre materno, o la eliminación de los
enfermos “incurables”, prácticas que algunos de esos mismos candidatos
impunizaron para ablandar éticamente y así dominar POLÍTICAMENTE al pueblo
uruguayo? Véase el caso de Rafael
Michelini: el mismo individuo que clama con vehemencia ante el asesinato de su
padre, contribuyó a la impunidad de los abortistas que asesinan, torturan y
desaparecen niños inocentes, que para él no cometen crímenes de lesa humanidad
imprescriptibles, extraditables y escrachables, ni son terroristas de Estado,
por más que fue el Estado, instigado por Michelini y sus émulos de la Coalición
Abortista, el que desistió de su “pretensión punitiva” de tan salvajes
prácticas.
ü ¿Qué candidato propone una
reforma constitucional que declare al Uruguay como República de Trabajadores
–en sentido no clasista de la palabra- y condene con privación de la libertad y
de la ciudadanía a usureros y demás parásitos sociales y a quienes desvirtúan
la honrosa función del sindicato haciendo de él un apéndice de organizaciones
políticas ajenas y contrarias al ser nacional?
Nosotros los Ciudadanos Excluidos no dudaríamos en votar por ese candidato
y militar en sus filas.
ü ¿Qué candidato me pide el
voto para duplicar o triplicar los sueldos de la
Salud, la Policía y las Fuerzas Armadas, y las
jubilaciones y pensiones, por duros que sean los sacrificios que ello imponga a
la casta política reinante, incluida la reducción del Parlamento por baja productividad;
la devolución del avión presidencial aunque privemos al Primer Mandatario de ese
símbolo de status; la revocación de los aumentos de sueldos de hasta 115% agraciados
a los jerarcas progresistas, y otras medidas que el pueblo, que no es muy
refinado, no comprende que son “vitales e imprescindibles” para su felicidad y
para un “país productivo” que disfrutaremos en un brumoso futuro?
Yo, por ejemplo, no intuyo que mi existencia vaya a
mejorar porque con millones incautados al pueblo se construya el “Parque Temático Líber Seregni” en honor
del fundador del Frente Amplio. Me es
difícil justificar semejante galardón a una figura ideológicamente brumosa, batllista
convencido trasmutado en castrista convencido con vocación verde oliva, con un
intervalo de militarizador de empleados bancarios, a quienes el finado General invitaba
a mejorar su silueta circulando a paso ligero por la rambla soportando los
rigores del clima, y estratega ocupador de “tambos subversivos”, cuyos
propietarios, ante las imprevisiones del mando que dejaron a la tropa ocupante
sin el rancho, no dudaron, como orientales bien nacidos que eran, en alimentar gratis
a los soldados a quienes el “General del Pueblo” les había ordenado reprimir las
legítimas medidas gremiales de los tamberos.
Tampoco se gana mi voto el Frente Amplio con originales proyectos como
el de entregar medallas de honor a los turistas de cruceros sodomíticos que nos
traerán divisas y nos traerán otras cosas.
ü ¿Qué candidato me pide el
voto para “raspar hasta el hueso” en
la ciénaga de la corrupción – la frase es de un hombre honesto, el Presidente
Gestido, cuya muerte se apresuró cuando comprobó la magnitud del problema?
ü ¿Qué candidato se moviliza para someter a
juicio político a un Presidente que exalta públicamente el materialismo
histórico, como si ese no fuera el sistema que ha costado más sangre, sudor y
lágrimas en toda la historia humana? Sistema, además, engendrado, financiado y
dirigido por el supercapitalismo internacional para eliminar todos los derechos
de los trabajadores. Tampoco conozco
ninguna coalición, candidato, bancada, agrupación o comité de base que exija la
destitución de Ministros que en conferencias de prensa se jactan de su única
“obra”: más emisiones de bonos que
perpetúen la servidumbre de la deuda entre las generaciones a las que no se les
pregunta qué opinan de ser siervos de los Rockefeller, simplemente porque no
han nacido?
ü ¿Qué candidato incluye en sus
sagaces y luminosos manifiestos la prohibición constitucional de que ocupen
cargos ministeriales, parlamentarios, educativos o de manejo de la salud de la
gente individuos con antecedentes por homicidio, rapiña, secuestro y
conspiración para someter al Uruguay a poderes extranjeros, por más que los
tales se hayan convertido, por laico milagro, en demócratas químicamente puros?
Pero,
sin desalentame, sigo mi honrado papel de Diógenes, para en busca de ese candidato que con su IDEOLOGÍA DEL SENTIDO COMÚN
supla los vacíos y cauterice las lacras de un sistema que ha desalojado
inconstitucionalmente del Poder a sus legítimos dueños: los ciudadanos orientales. Y ¡atención! que lograrlo no sólo nos
conviene, sino que es nuestro deber ante la Historia.
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