domingo, 20 de mayo de 2012

Niños en la calle

Es un deber constitucional impostergable que no admite más dilatorias el desterrar la lacra social que significan los niños en situación de calle. La realidad nos muestra que mientras se gastan los dineros nacionales y los préstamos internacionales haciendo diagnóstico tras diagnóstico, mas aumentan la mendicidad y la explotación infantil. 
Economistas, sociólogos y políticos de todos los partidos advierten que se está hipotecando el futuro. Reconocieron públicamente que el Estado no obstante debe garantizar políticas, programas y servicios que permitan el ejercicio de los derechos del niño y el adolescente, en forma conjunta con distintas organizaciones, actuó con impericia y falta de coordinación en la administración de un dinero por lo menos suficiente en parte para paliar la pobreza infantil. 
Es un pecado ético en cuanto a la responsabilidad que le corresponde a quienes tienen a su cargo la dirección política del INAU. Este organismo cuenta con 3.000 funcionarios, insuficientes y sin la capacidad para enfrentar la problemática, con unos salarios que para poco incentivan. Sin embargo, dicho organismo cuenta con un presupuesto mayor al de la Suprema Corte de Justicia. 
Últimamente fue de conocimiento público que 5.000 niños indigentes deambulan por las calles o duermen casi a la intemperie. Estos padecimientos parecen conmover en poco al sistema político, que debió tener un primer lugar de su agenda de EMERGENCIA SOCIAL al problema. 
Nos resulta inexplicable, burdo e inhumano justificar lo recurrente a la Seguridad Ciudadana lo declarado por parte del Ministro del Interior: que los menores violentos son una de las mayores explicaciones de la misma. Indudablemente las respuestas al problema no son adecuadas. 
Estamos convencidos de que es necesaria una asistencia integral a la familia en riesgo, ejerciendo una función preventiva que por lo menos por las noches, saque a los niños y adolescentes de la calle. Esos niños que vemos en muchos lugares, principalmente en Montevideo, pidiendo monedas, se ausentan de la familia y de la Escuela, de la sociedad y en definitiva, nos rompe los ojos y lastima el corazón de los uruguayos. Son los "desaparecidos" sociales del Uruguay actual, para los cuales aún no tuvimos tiempo para dedicarle la atención que se merecen. Mientras, discutimos por repartirnos culpas del pasado. 


Cnel. (r) Luis Agosto Bessonart
UNIDAD NACIOALISTA 








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