La seguridad publica tiene su basamento en la moral, en la
justicia, en el ordenamiento juridico, en la tranquilidad, en la paz y
en la proteccion de esenciales derechos humanos como la vida, la salud,la
libertad y el trabajo. Nuestro pueblo no goza hoy de ninguno de esos
bienes indispensables para una vida normal. La inseguridad ha llevado a
nuestras sociedad a vivir con miedo, entre rejas, y a la destruccion de
esos derechos inherentes a la naturaleza humana, con la consiguiente
desaparicion del Estado de Derecho. Lo que ha incrementado la
delincuencia ha sido la pobreza de valores,de espiritu, la falta de
educación y el desapego por valores universales como el del trabajo y el
respeto a los derechos ajenos. Pero por sobre todo, la raíz y
fundamento de semejantes calamidades es el mal ejemplo de los
gobernantes. Un gobierno corrupto, sectario y extranjerizante carece de
toda autoridad real para sancionar a los infractores de leyes que él
mismo no respeta. Un Estado Desertor que se despreocupa de las
necesidades reales de la población no es respetado, ni merece respeto.
La incidencia de la minoridad en el auge
delictivo que padecemos es innegable y lamentablemente incontrolable,
incluso por la falta de códigos en el ambiente del delito: primero se
dispara, luego se pregunta. Agravado por un gobierno cuyos dogmas
ideológicos le exigen considerar al delincuente como víctima de la
sociedad, y por un sistema politico sin respuestas. Si le sumamos que
el 90 por ciento de los delitos perpetrados por menores no se cometen
por hambre, es indudable que el Estado no cumple con su cometido
esencial de garantizar la tranquilidad en el orden justo, y que en una
total subversión de valores, protege la libertad de los delincuentes
--incluidos no más de 700 menores-- de mantener cautivos a los miembros
honestos y laboriosos de la sociedad. Hoy mismo Uruguay se ve sacudido
por la pérdida irreparable de ese muchacho de 35 años vilmente
asesinado, que deja 5 niños sin protección alguna.
Formulamos dos cuestiones cruciales y exigimos respuestas
sin rodeos: (1) ¿Este Estado Desertor de sus obligaciones, no está
también manchado con la sangre inocente de ese joven trabajador, y
tantos otros a quienes se "garantizan" de palabra derechos que se
atropellan impunemente? Y (2) Un Estado que ha gastado en reparar,
indemnizar, con pensiones y canongías, a guerrilleros confesos, como hoy
en antropológos, ¿indemnizará de oficio a estos verdaderos
desaparecidos sociales de hoy, o sus deudos tendran que deambular
durante decadas por los estrados judiciales, para obtener --quizás --una
tardia y misera reparacion que no devolverá a sus familias, ni a la
comunidad de la gente decente, a las víctimas que el régimen deja
--conciente y voluntariamente-- a merced de la hez de la sociedad?
Coronel (r) Luis María Agosto Bessonart
Srio. General y Orientador Ideológico
Bloque Cívico UNIDAD NACIONALISTA
Tel. 27081072
No hay comentarios:
Publicar un comentario