miércoles, 13 de junio de 2012

La muerte roja

"Durante mucho tiempo, la “Muerte Roja” había devastado la comarca. Jamás peste alguna fue tan fatal, tan horrible.  Su encarnación era la sangre: el rojo y el horror de la sangre..."  Edgar Allan Poe
 
 
En los últimos 50 años, hubo en nuestra sociedad un exigente requerimiento, de cambios humanizantes en la asistencia de la salud. Se hablaba de un supuesto cooperativismo médico, del ánimo de lucro, tanto en la salud pública como en la privada, así como de las malas gestiones, principalmente en  la esfera pública. Supuestamente todo iba a cambiar con la “Reforma de la salud” del Dr. Tabaré Vázquez, pero lamentablemente las carencias, sobre todo en el interior, son espeluznantes, crecientes, inhumanas, sublevantes para toda persona en que no se hayan agotado las reservas morales y el espíritu de solidaridad con el prójimo sufriente: faltan salas de CTI, anestesistas, pediatras, tecnología básica y como broche de oro la ASSE mandó una circular prohibiendo a los directores remitir información.
La aparición de los enfermeros asesinos seriales (¿eran sólo enfermeros?) que ha ocupado grandes espacios en la presa extranjera por un motivo más que tenebroso, dio a luz no solo la falla de personas, sino la falta de control de las organizaciones en la cadena que gestiona la salud. En un país en que la confianza era la principal herramienta de que disponía hasta el más humilde de los usuarios, ante lo ocurrido  se fue a pique.
Pese que a nivel internacional se fueron creando Objetivos para la Seguridad del paciente, hubo que reconocer que en los hospitales y sanatorios ocurrían errores, accidentes y omisiones, si es que no, lisa y llanamente, delitos impunes. El tema ha sido tibiamente tratado en la tan locuaz como teórica y tan teórica como ilusoria Agenda de la Reforma de la Salud, buque insignia del gobierno de Vázquez.  Ante lo ocurrido, un MSP que estuviera en manos responsables y sensibles a las necesidades populres, tendría que tomar medidas urgentes en cuanto a Calidad, Acreditación y Seguridad del paciente, con participación de los prestadores de salud, usuarios y gremios. Nada de esto ocurre, porque no es la idea que algo mejore.
Debió haberse terminado con los criterios discrecionales, discriminatorios y abusivos que han caracterizado a los gobiernos de izquierda protegiendo “al compañero” y afirmando, contra toda realidad, que no había ninguna falla en  los controles. Es fácil imaginar entonces,  con semejante criterio, que si hubiera habido fallas en los controles, los centros de asistencia se habrían convertido en gigantescas morgues, en que sólo un mínimo de sobrevivientes podrían contar el cuento.
Mujica: no es honesto ocultar y permitir la ineficiencia, la incompetencia, la falta de transparencia y la hipocresía de alguien que ocupa tan alto cargo como el de Ministro de Salud Pública. Esos vicios, en un jerarca de ese rango, cotnaminan a todo el Poder Ejecutivo, al régimen entero, a usted mismo.
Si en verdad Mujica y su gente, tal como lo manifestó en la Base Aérea No. 2, Durazno, dirigiéndose a las Fuerzas armadas ,pretendían crear un espacio de “convivencia democrática” un hábito de adecuada elaboración colectiva, a través del cual lográsemos la paz, la armonía, el desarrollo de un sentido nacional, integrador y solidario, habría debido intervenir con cirugía mayor en la defensa de un derecho esencial, la salud, y economizar frases tan huecas como el núcleo de nuestro planeta Tierra.
Lo ocurrido exigía responsabilidad, coherencia y honestidad ante una ciudadanía desconcertada, justificadamente descreída. Claro está que “nadie da lo que no tiene”, como enseña el antiguo proverbio.
Mujica no concretó una conducción política adecuada a las exigencias de los contextos actuales no solo en el campo de la salud, sino tampoco en los de la seguridad, la educación, la vivienda, el salario, la ocupación, que viven la existencia virtual de mendaces estadísticas. Reiteramos:: porque no era esa su meta.
Como ha sido política invariable de la izquierda local e internacional hacer efectivo el control social que toca los elementos vitales de la sociedad: la alimentación, la salud, como forma de imposición de la llamada dictadura del proletariado (de los propios zurdos). Así lo han hecho con los medicamentos y los equipos médicos.

Tal el sistema de salud “universal y solidario” que sigue defendiendo Olesker. El “universo” de este individuo es la nueva clase de privilegiados apparatchiks del Partido, y la solidaridad que proclama engolando la voz es la connivencia de los asociados para someter al pueblo a través del control de sus necesidades vitales: no para aliviar sus penurias, sino para exacerbarlas y convencer por las malas a la población que más le vale “amansarse para vivir”. O mejor dicho para morir, como en los CTI que “por falta de protocolos”, según nos cuentan, reinaba aquella “Muerte Roja” que nos contaba el genial Allan Poe.
 
Coronel (r) Luis María Agosto Bessonart
Secretario General y Orientador Ideológico
UNIDAD NACIONALISTA - PARTIDO NACIONAL

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