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jueves, 5 de julio de 2012

Quince medidas... para reprimir la información veraz

 So pretexto de Seguridad--

Emboscado en las 15 medidas que el Régimen promueve diz-que para curar la inseguridad pública encontramos agazapado un texto referente al contenido de cierta información que se prohibiría en el horario televisivo de protección al menor.
Como fácilmente deducirá el lector, no se trata de proteger a los niños del freudiano pansexualismo pornográfico que se le propina antes, en medio y después del “horario de protección”.  Un sistema con vocación de cultivador y mercante impune de marihuana mueve a risa –corrijo: a indignación— asumiendo el papel de tierno protector de la infancia.  Y si proteger a la minoridad fuera una aspiración genuina y no farisaica del régimen, éste debería ejercer su celo tuitivo defenestrando a los/las legisladore/as de su propio conglomerado electoral (que bien podría denominarse Partido del Aborto), los cuales justifican la eliminación de la vida desde su más incipiente e inerme etapa de existencia.
Nada de eso. El punto clave contrabandeado en las “15 medidas” es establecer una cabecera de puente para irrumpir en la lícita y constructiva libertad de información, para ir avanzando, a través de un proceso de intromisión reptante, hacia la supresión de un bien colectivo –la libre expresión y circulación del pensamiento-- que, ejercido responsable y honestamente, es indispensable para impedir los abusos y el engaño del poder.
Reflexionemos:
-En todo sistema demócratico se presume que la gente tiene que juzgar por sí misma, o el sistema mismo se desnaturaliza y deja de ser tal. La información es, en el sistema constitucional imperante, la base sobre la que se construyen las decisiones ciudadanas.  A la inversa, sin información veraz y completa, el régimen político pierde sus virtudes y se convierte en el peor enemigo de las mismas. Por aquella sabia máxima de los antiguos, de que “lo peor es la corrupción de lo mejor”.
-L a información veraz es, pues, un bien público y uno de los derechos cívicos que deben ser protegidos contra el embate deformante de los intereses sectoriales, ya sean económicos, políticos o ideológicos, manteniendo su condición independiente, su misión aclaratoria, y su función apelativa y denunciante.
_La protección radical e irrestricta de la Libertad de Expresión y de Difusión es la mayor defensa de la Sociedad Libre (o  "Abierta"), contra los promotores y cómplices de la Sociedad Sometida (o "Cerrada"), la cual está desarrollándose desde el imperialismo financiero para completar el proceso de esclavización de las masas, y de sometimiento absoluto de las Naciones.
La libertad de opinión y la libertad de prensa, cuando son genuinas, no solo hacen menos factible el abuso del Poder por parte del Gobierno, sino que también aumentan las probabilidades de que las necesidades sociales básicas sean satisfechas
Solo mediante la libre expresión y circulación de ideas, la búsqueda y difusión de informaciones, la posibilidad de indagar y cuestionar, de exponer y reaccionar, de coincidir y discrepar, de dialogar y confrontar, de publicar y trasmitir, es posible mantener una sociedad libre (Preámbulo del Tratado de Chapultepec de 1994).
En nuestro País, la corrupción, el manejo tenebroso de los asuntos públicos, las irregularidades en el aparato estatal, ven agravadas sus lacras sobre el tejido social si falta una prensa libre e independiente capaz de cumplir su papel de intermediaria de un derecho fundamental, como es el Derecho a la Información.
En el caso particular de las “15 medidas”, lo que se quiere prohibir es la difusión de la Verdad sobre la ola de criminalidad que anega al país y confisca de facto el derecho a la vida, honor, libertad, seguridad, trabajo  y propiedad de la parte honesta de la población.  Son precisamente muchísimos menores a quienes presuntamente se quiere “proteger” de la visión de la faz deforme del crimen, quienes la conocen en carne propia, porque sus progenitores, amigos, condiscípulos, hermanos, vecinos, han sido violentamente arrebatados --¡hasta en su presencia!—de la vida, y ellos mismos, cientos de menores, han sido heridos, secuestrados, violados, prostituidos, esclavizados, traficados, aterrados, por esa casta criminal que el sistema ideológico que el régimen imperante proclama como su legítimo progenitor considera como “nuestra clase socialmente amiga”:  los maleantes (¡!) (ver A. Solzhenitzin, Archipiélago Gulag, Tomo III, Capítulo XVI).
 Nada nuevo, pues, se le exhibe a la población, adulta o menor, con filmaciones y relatos genuinos de la diaria Inseguridad Institucionalizada. Por lo menos la certeza atroz, visible, de que el mal se exacerba diariamente,  cumple la útil función de movilizar la conciencia cívica para que el pueblo exija al Régimen el cumplimiento de su función de garante de la tranquilidad en el orden público. 
Es el temor de que esa información se transforme en una legítima correntada que con el voto y la movilización social los desaloje del poder, lo que lleva a los actuales responsables de la cosa pública a esta tentativa de constreñir la libertad de información pública para que nada turbe su acción de termitas en el cuerpo social.
ABAJO LAS MÁSCARAS podría ser la consigna de un movimiento ciudadano nuevo y distinto que persiga cambios genuinos, fundamentales, constructivos, por y para el pueblo.

Luis María Agosto Bessonart
Secretario General – Orientador Ideológico
Bloque Cívico UNIDAD NACIONALISTA
Partido Nacional
Tel. 27081072

lunes, 11 de junio de 2012

Un régimen falaz y descreído

La Seguridad Publica es un condición necesaria de existencia de la vida social y un fin esencial del Estado.  Renunciar a ella significa tanto como renunciar a la posibilidad misma de una vida social en Paz y tranquilidad en el orden público y de vivir en libertad. El Estado que desconoce esa obligación seguirá siendo tal sólo de nombre. Más aún: institucionalizará la injusticia y el infortunio entre los ciudadanos, puesto que ese pseudo-Estado desertor garantizará con su conducta omisiva los “derechos” de los criminales a ejercer su pérfida vocación.  Difícil concebir una mayor subversión y descalabro social. Los romanos, supremos maestros del Derecho, describían esta insana situación preguntándose: Qui custodiat custodes? -- ¿Quién vigilará a los vigilantes (si son estos –los que gobiernan- quienes atentan contra la integridad social)?

Es evidente el clamor popular en favor de una mayor eficacia de los Poderes Públicos en el combate contra la delincuencia. Por lo que después de cumplido el primer paso indispensable, que será desplazar a quienes abusan del poder para hacer exactamente lo contrario de lo que les encargaron sus electores, habrá que enunciar una nueva doctrina de Seguridad Publica de mentalidad humanista, que por cierto contará con el consenso de una Sociedad que anhela libertad y seguridad que dé al hombre común la certeza de poder SER. A más de 7 años de gobiernos de izquierda con tantas víctimas inocentes --los Desaparecidos de la Democracia—la gente no puede seguir viviendo con el temor que infunden los perversores de la política, de que seguridad es sinónimo de represión. Los Diaz, los Tourné,  dejaron indefensos a los inocentes trabajadores  integrantes principalmente de la maltrecha clase media y de los pobres, pues la Seguridad también fue privatizada por este Régimen. Hoy es necesario recordar manifestaciones que hace tiempo realizó en un Seminario en la IMM  la Dra Adela Reta ,durante el segundo Gobierno del Dr. Sanguinetti, periodo 1995-2000: “LA ACTUAL SENSACION DE MIEDO QUE VIVE NUESTRA SOCIEDAD ESTÁ COMPROMETIENDO SERIAMENTE LA LIBERTAD DEL HOMBRE ,PORQUE ESOS COMPLEJOS (SE REFERIA A LOS ENREJADOS QUE YA EN ESA EPOCA LA GENTE ESTABA PONIENDO EN SUS CASAS ,COMERCIOS, ETC,) SON CÁRCELES DE ORO,QUE LE IMPIDEN AL HOMBRE UNA DE SUS MANIFESTACIONES MAS IMPORTANTES DE LA LIBERTAD ,LA DE PODER MOVERSE LIBREMENTE EN CONTACTO CON TODA LA SOCIEDADQUE INTEGRA ,EN UN CLIMA EXENTO DE MIEDO.”

Bellas (y huecas) palabras que una vez más exhiben una curiosa característica de nuestros tiempos decadentes: que las señales de inquietud y alarma ante la descomposición social las pronuncian, engolando la voz, precisamente aquellos que por la autoridad pública de que gozan son los responsables no sólo de corregir los males que tan inteligentemente diagnostican, sino de abstenerse con su indolencia, ineptidud, omisión y a menudo amistoso contubernio con los malvivientes, de crear el caldo de cultivo en que medran los antisociales.  Son “el Régimen Falaz y Descreído” del que hablaba Hipólito Yrigoyen.

LAMENTABLEMENTE A PESAR DE HABER CORRIDO MUCHA AGUA BAJO LOS PUENTES ,ya que la Seguridad constituye uno de los fines esenciales del Estado, Art. 7 de la  Constitución, aun después de más de 20 años de la reaparición de la democracia nadie promueve una Cultura de la Seguridad  Ciudadana que podamos percibir –como realidad y no fantasía-- como un proceso social que dinamice ,fortifique y acreciente el Desarrollo Humano. La Seguridad reposa en el desarrollo Social y Económico  puesto a su vez al servicio del mejoramiento moral y espiritual del hombre. Debe estar inspirada en la Democracia, en la Justicia Social y en la defensa de la Soberanía. El Pueblo uruguayo habría visto con optimismo y esperanza que cuando se promulgó la Ley de Seguridad Ciudadana en 1995 el Sistema Político hubiera promulgado además una Ley sobre la Usura, una Ley sobre Financiamiento de los Partidos Políticos que disipe tinieblas sobre la procedencia de sus caudales, un nuevo Código Procesal Penal, y haberle dado instrumentos legales  al Tribunal de Cuentas para que pudiera pasar a la Justicia a aquellos que abusando de sus funciones dilapidan dineros públicos como conceder a la Junta Anticorrupción otras potestades además de la de informar sobre ilícitos en los organismos públicos.

Y es que la raíz más honda del problema está en la falta de libertad. Mucho mayores serian las posibilidades de nuestra sociedad de vivir en seguridad si el régimen, en lugar de asfixiar, inhibir y perseguir a las sociedades menores –pero no menos importantes—que integran el tejido social –la familia, la comunidad local con su riqueza de tradiciones y buenas costumbres, las agremiaciones de trabajadores y empresarios que sean independientes de las camarillas políticas--, concediera a esas comunidades naturales de convivencia, que son los Cuerpos Intermedios entre individuo y Estado, la máxima autonomía compatible con el bien común, las ayudara, coordinara, supliera sus limitaciones.  Se vería entonces el “milagro” que nunca captará la casta demagógica:  que es posible la mayor seguridad con máxima libertad.  El “pequeño  detalle” que su fundamentalismo ideológico los priva de ver es que esa fórmula de sentido común se basa en la BUENA FE, en realmente querer el bien público en lugar de servirse de él para satisfacer  bastardos intereses sectoriales.

Cnel.(r) Luis María Agosto Bessonart
UNIDAD NACIONALISTA