Emboscado en las 15 medidas que el Régimen promueve diz-que para
curar la inseguridad pública encontramos agazapado un texto referente al
contenido de cierta información que se prohibiría en el horario
televisivo de protección al menor.
Como fácilmente deducirá el lector, no se trata de proteger a los
niños del freudiano pansexualismo pornográfico que se le propina antes,
en medio y después del “horario de protección”. Un sistema con vocación
de cultivador y mercante impune de marihuana mueve a risa –corrijo: a
indignación— asumiendo el papel de tierno protector de la infancia. Y
si proteger a la minoridad fuera una aspiración genuina y no farisaica
del régimen, éste debería ejercer su celo tuitivo defenestrando a
los/las legisladore/as de su propio conglomerado electoral (que bien
podría denominarse Partido del Aborto), los cuales justifican la
eliminación de la vida desde su más incipiente e inerme etapa de
existencia.
Nada de eso. El punto clave contrabandeado en las “15 medidas” es
establecer una cabecera de puente para irrumpir en la lícita y
constructiva libertad de información, para ir avanzando, a través de un
proceso de intromisión reptante, hacia la supresión de
un bien colectivo –la libre expresión y circulación del pensamiento--
que, ejercido responsable y honestamente, es indispensable para impedir
los abusos y el engaño del poder.
Reflexionemos:
-En todo sistema demócratico se presume que la
gente tiene que juzgar por sí misma, o el sistema mismo se desnaturaliza
y deja de ser tal. La información es, en el sistema constitucional
imperante, la base sobre la que se construyen las decisiones
ciudadanas. A la inversa, sin información veraz y completa, el régimen
político pierde sus virtudes y se convierte en el peor enemigo de las
mismas. Por aquella sabia máxima de los antiguos, de que “lo peor es la
corrupción de lo mejor”.
-L a información veraz es, pues, un bien público y uno de los
derechos cívicos que deben ser protegidos contra el embate deformante de
los intereses sectoriales, ya sean económicos, políticos o ideológicos,
manteniendo su condición independiente, su misión aclaratoria, y su
función apelativa y denunciante.
_La protección radical e irrestricta de la Libertad de Expresión y de
Difusión es la mayor defensa de la Sociedad Libre (o "Abierta"),
contra los promotores y cómplices de la Sociedad Sometida (o "Cerrada"),
la cual está desarrollándose desde el imperialismo financiero para
completar el proceso de esclavización de las masas, y de sometimiento
absoluto de las Naciones.
La libertad de opinión y la libertad de prensa, cuando son genuinas,
no solo hacen menos factible el abuso del Poder por parte del Gobierno,
sino que también aumentan las probabilidades de que las necesidades
sociales básicas sean satisfechas
Solo mediante la libre expresión y circulación de ideas, la búsqueda y
difusión de informaciones, la posibilidad de indagar y cuestionar, de
exponer y reaccionar, de coincidir y discrepar, de dialogar y
confrontar, de publicar y trasmitir, es posible mantener una sociedad
libre (Preámbulo del Tratado de Chapultepec de 1994).
En nuestro País, la corrupción, el manejo tenebroso de los asuntos
públicos, las irregularidades en el aparato estatal, ven agravadas sus
lacras sobre el tejido social si falta una prensa libre e independiente
capaz de cumplir su papel de intermediaria de un derecho fundamental,
como es el Derecho a la Información.
En el caso particular de las “15 medidas”, lo que se quiere prohibir
es la difusión de la Verdad sobre la ola de criminalidad que anega al
país y confisca de facto el derecho a la vida, honor, libertad,
seguridad, trabajo y propiedad de la parte honesta de la población.
Son precisamente muchísimos menores a quienes presuntamente se quiere
“proteger” de la visión de la faz deforme del crimen, quienes la conocen
en carne propia, porque sus progenitores, amigos, condiscípulos,
hermanos, vecinos, han sido violentamente arrebatados --¡hasta en su
presencia!—de la vida, y ellos mismos, cientos de menores, han sido
heridos, secuestrados, violados, prostituidos, esclavizados, traficados,
aterrados, por esa casta criminal que el sistema ideológico que el
régimen imperante proclama como su legítimo progenitor considera como
“nuestra clase socialmente amiga”: los maleantes (¡!) (ver A.
Solzhenitzin, Archipiélago Gulag, Tomo III, Capítulo XVI).
Nada nuevo, pues, se le exhibe a la población, adulta o menor, con
filmaciones y relatos genuinos de la diaria Inseguridad
Institucionalizada. Por lo menos la certeza atroz, visible, de que el
mal se exacerba diariamente, cumple la útil función de movilizar la
conciencia cívica para que el pueblo exija al Régimen el cumplimiento de
su función de garante de la tranquilidad en el orden público.
Es el temor de que esa información se transforme en una legítima
correntada que con el voto y la movilización social los desaloje del
poder, lo que lleva a los actuales responsables de la cosa pública a
esta tentativa de constreñir la libertad de información pública para que
nada turbe su acción de termitas en el cuerpo social.
ABAJO LAS MÁSCARAS podría ser la consigna de un
movimiento ciudadano nuevo y distinto que persiga cambios genuinos,
fundamentales, constructivos, por y para el pueblo.
Luis María Agosto Bessonart
Secretario General – Orientador Ideológico
Bloque Cívico UNIDAD NACIONALISTA
Partido Nacional
Tel. 27081072
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