En
un país envejecido por una política que no inculca a la familista de larga data, 3 de
cada 10 jovenes no trabajan, no estudian ni tienen interés ni
alicientes para hacerlo y convertirse en seres útiles para sí mismos y
para la comunidad . El 44 % de ellos carecen de las destrezas mínimas
para insertarse en la fuerza de trabajo obtener empleo.
Aunque, como expresamos, la desintegración programada de la familia
no es cosa reciente, con los gobiernos de izquierda ha llegado al
paroxismo, y no hay un día en que las mentes descolocadas de quienes
mandan no pergeñen nuevos artificios para descomponer la sociedad
hiriéndola en sus pilares fundamentales: familia, trabajo, honestidad,
libertad responsable, solidaridad con el prójimo, ahorro, salud de
cuerpo y espíritu… Julio Meinvielle describió este descalabro como “sedición institucionalizada”.
El ejemplo de arriba es que es mejor depender que emprender; ser
empleado público que empresario, y que nada hay de malo en no estudiar
ni trabajar.
Y para colmo se estigmatiza a los jóvenes. ¿Cómo pueden razonar
personas cuyos padres y quizás cuyos abuelos han vivido de la ayuda
social dada por los gobiernos, en un entorno de violencia sexual,
degradación física y psiquica, situaciones de esclavitud y dependencia?
¿Por qué no hay una sola medida real de estímulo y apoyo a las
instituciones de enseñanza altruistas que en las zonas más pobres e
injustamente estigmatizadas de la Capital obtienen los más altos
coeficientes de rendimiento escolar, al punto que no dan abasto para
recibir a los alumnos cuyos padres quieren para ellos, en un entorno de
respeto, disciplina y afecto, respetados como personas, que puedan
superarse? ¿A nadie, en las altas esferas, se le ocurre que en la
actitud de esos progenitores está la prueba tangible de que sus hijos no
son “víctimas de la sociedad”, como perversamente se insiste, sino
“víctimas de los gobernantes”?
¿Cuáles seran las consecuencias de la expansión de un sector
poblacional anulado por el analfabetismo, la drogadiccion, la violencia
estructural, la dependencia de planes sociales sin ninguna
contrapartida. De un entorno en que un niño logra sortear Primaria por
el antisocial “Pase Social” pasando al Liceo sin saber leer ni escribir.
En estos 7 años de gobierno de la izquierda ningún esfuerzo ha habido por promover el desarrollo integral de las personas.
No
han reconocido el hecho elemental de que el trabajo es la mejor
política social. La que dignifica a las personas, en lugar de someterlas
dócilmente al poder.
En aras de la solidaridad y equidad social, con Olesker como
abanderado, con fines asistencialistas y clientelistas, subsidian con
dineros arrancados a los contribuyentes a 850.000 personas y se niegan a
sacar los jóvenes, así desmotivados de la marginalidad, la delincuencia
y las adicciones.
Sólo les ha importado perpetuarse en el poder comprando el voto a
través de distintos subsidios con transferencias monetaria, que según
un jerarca del MIDES “han venido para quedarse”
Simulan no entender que los jóvenes de hoy serán los adultos de mañana.
En este contexto los jovénes que se crían en lo que yo llamaría “miseria garantizada”
tienen limitado su acceso al desarrollo psicosocial, intelectual y
motriz, porque no sólo no se les educa sino que se los amaestra, y
porque a quienes inculpablemente se enferman en esa atmósfera insana, el
buque insignia del Dr. Vázquez, “La Reforma de la Salud”, ni siquiera
les brinda cuidados paliativos. Fracaso en educación más fracaso en
salud.
Y aquí la autocrítica: ¿De veras han fracasado las políticas del régimen?
¿O es que sus fines reales no son los proclamados? ¿Será quizá que su
meta real es la descomposición social que inhiba la capacidad de justa,
licita y legítima reacción, y hasta la integridad racional, de un
pueblo al que se quiere sometido?
Cnel.(r) Luis María Agosto Bessonart
Secretario General – Orientador Ideológico
Bloque Cívico UNIDAD NACIONALISTA
Secretario General – Orientador Ideológico
Bloque Cívico UNIDAD NACIONALISTA