sábado, 24 de noviembre de 2012

Cómo gastar mucho y no lograr absolutamente nada (bueno)

Sostiene Unicef, en relación a la tecnología en el aula: “Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) tienen el potencial de
 ampliar en forma significativa las oportunidades de aprendizaje... poblaciones. Por lo tanto  representan un medio que permite a los docentes y formuladores de políticas educativas mejorar tanto la calidad del proceso de enseñanza y aprendizaje como los logros educativos. “


Por allí vamos bien, pero agrega el referido organismo:

“El movimiento mundial que persigue la integración de las TIC en educación percibe la clara necesidad de controlar el progreso alcanzado por los países recurriendo a
 indicadores confiables y válidos “..

El resultado educativo en Uruguay según Unicef, y según es de conocimiento público es malo, francamente malo. Se habla de grandes inversiones y aumentos de presupuestos para la ANEP, pero ¿sabemos cuánto de ello se destina a mejorar lo edilicio, a la dignificación del docente, a la gestión, a crear cargos en los centros educativos para mejorar esa gestión que tanto se habla y poco se hace? ¿Y el gasto en más máquinas para los chicos, seguido ahora por lo que se quiere invertir en software para dichas máquinas del Ceibal?


Cada año aumenta sin ningún tipo de control ni decisión, y menos aún evaluación, por parte de las autoridades de la enseñanza el gasto en computadoras y programas para esas máquinas, con cientos de funcionarios que trabajan para la puesta en práctica de ese programa, la mayor parte, y sobre todo sus jerarquías, elegidas por designación directa, es decir por “méritos de comité”.


Millones de dólares está costando al pueblo el plan Ceibal, y no existe evaluación independiente sobre el tema, ninguna autoridad educativa decide sobre su
implementación, sólo lo respaldan y justifican porque así lo decide el régimen.


Los niños no aprenden ni más, ni mejor, por tener en su casa la laptop, y lamentablemente, a años de implementado el programa Ceibal, nuestros chicos utilizan
el regalo para jugar, para las redes sociales. El  régimen sigue destinando millones y millones para que los niños y jóvenes que asisten a la enseñanza pública tengan su maquinita y crean que con ello tendrán más educación de calidad, que podrán acceder a mejores trabajos, que sean ciudadanos de bien… ¡cuánto
 engaño!

¿Alguien sabe quiénes son los beneficiarios de la compra de tantos miles de máquinas?

Hay mucha gente vinculada al poder que está haciendo pingües negocios con el espejito. Incorporar lo tecnológico en la enseñanza es básico, en un mundo informatizado y
 cada año más complejo en su entramado técnico. El tema está en que primero el niño debe aprender a valorarse en lo que va aprendiendo solo, con su cabecita, a razonar y ejercitar las capacidades naturales, la memoria, la asociación, el razonamiento, la lógica, la sensibilidad y los valores  esenciales y permanentes… antes de sumergirse en las redes sociales que le permite la laptop obsequiada, sin ningún contrapeso.


La tecnología por sí misma no es educación. Los jóvenes que no se preparan en las herramientas esenciales de lenguaje y la lógica (matemática, ciencias) confunden la
informática con saber, con contenidos y preparación.


Según un artículo de Búsqueda, un jerarca apellidado Brechner pretende que ahora se invierta en programas que controlen a los alumnos si utilizan en sus hogares la ceibalita con fines educativos. Se está camufladamente reconociendo que las laptops obsequiadas no se usan para aprender, sino que son un costoso ( para los contribuyentes) juguete y divertimento.


¿Porqué no son las autoridades educativas, junto con los demás actores pedagógicos, en
un estudio y seguimiento serio sobre su uso y limitaciones, los que den la palabra sobre
el plan ceibal y sus modificaciones?


¿Qué significa ejercer el derecho a la educación? De acuerdo a los principios oficialmente adoptdos ella implica: a) acceder sin discriminación a los niveles educativos deseables y necesariospara todos los ciudadanos (en la actualidad, la educación primaria y la educación media básica y superior); b) lograr aprendizajes sustantivos
 y pertinentes que permitan desarrollar capacidades y talentos, acceder a oportunidades, participar activamente en la vida de una sociedad y seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida; c) aprender en centros educativos en que se practiquen relaciones y se promuevan valores tales como como la participación, y tomar en cuenta las opiniones de los estudiantes, el cuerpo docente y la comunidad educativa,  la resolución pacífica de los conflictos superables sin mengua  del honor de ninguna de las partes,  y el apego a las normas justas imperantes en una comunidad.


Estas tres expresiones del ejercicio del derecho a la educación están Interrelacionadas y más  allá de la criticable vaguedad de algunas de ellas, toda persona normal y de buena fe sabe perfectamente lo que significan: que al término de esa educacion en que tanto se hace gastar a una población cada vez menos pudiente, los educandos  hayan adquirido  conocimientos útiles para sí y para el prójimo y sobre todo estén firmemente dispuestos a defender los altos principios que el régimen progresista-colectivista se empeña en demoler: el trabajo, la honestidad, la veracidad, la jerarquía de los talentos y las virtudes que menta un artículo constitucional que cualquier día de estos nos deroga el sistema que con creciente impaciencia soporta el pueblo.


De poco sirve garantizar el acceso universal a la educación, incluso en condiciones de equidad, si los estudiantes no logran aprendizajes sustantivos y
pertinentes.

El tema hoy no es otro software, es la enseñanza de calidad para los sectores más desfavorecidos de la sociedad, como sostiene el informe de Unicef:
 “Lograr el acceso «universal» a la educación, pero con centros educativos que brindan una educación de baja calidad implica, en última instancia y casi siempre, que algunos podrán acceder a una educación de «primera» y otros, a menudo la mayoría, a una educación de «segunda». En definitiva esa educación «universal» terminará siendo una fábrica que reproduce la desigualdad dentro de la sociedad, y lo que es peor aún, una educación que habrá de defraudar a quienes confiaron —estudiantes y familias— en su potencial para lograr mayores y mejores oportunidades. “


Se reconoce que el uso de las TIC en educación puede ampliar el acceso a oportunidades de aprendizaje, mejorar los logros de aprendizaje y calidad de la
educación incorporando métodos avanzados de enseñanza, así como impulsar la reforma de los sistemas educativos. Sin embargo, un reciente “mapa del conocimiento”
 elaborado por el Banco mundial (Trucano, 2005) revela que, tras décadas de grandes inversiones en TIC en los países de la OCDE y a pesar del creciente uso de estas tecnologías en los países en desarrollo, los beneficios derivados de estas tecnologías no parecen estar suficientemente sustentados por datos, en tanto que la evidencia sobre su impacto real es ambigua o, en el mejor de los casos, discutible.

En otros términos:  se  fija el  objetivo  y luego se forjan, imaginan o falsifican “pruebas” para justificar ese objetivo.  Es fácil ver que se trata de un mecanismo sumamente eficiente para alcanzar dos metas REALES igualmente funestas:  1)  inhibir el espíritu crítico, la compañía saludable del libro, para contribuir a forjar individuos dóciles a un poder despótico al que ni siqiera interiormente opongan obstáculos los ex ciudadanos y ahora súbditos.  2)  Premiar con suculentos negocios  y negociados  a los traficantes de Maquinitas de No Pensar, entre los  que se cuentan figuras autorrepresentativas,  es decir que sólo se representan a sí mismas y no al pueblo al que expolian.


Cnel. Luis Maria Agosto Bessonart
Unidad Nacionalista
 
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