domingo, 18 de marzo de 2012

El nuevo orden internacional

"La pobreza es la peor forma de violencia, porque hace potente la injusticia", Mahatma Ghandi. 
La existencia de ricos cada vez más ricos y de pobres cada vez más pobres dificulta la interpretación de este proceso de globalización, en el que hubo un vuelco más favorable aún a las grandes corporaciones económicas. La situación promovió en parte la aparición de nuevos movimientos sociales y contestatarios que buscan orientar a la humanidad hacia otros valores, como la libertad, la igualdad y justicia, cuando no a la abierta rebeldía. 
La pobreza en la que viven muchos pueblos del mundo es la manifestación más grave de la escandalosa ausencia de un mínimo de equidad en las relaciones entre las potencias económicas mundiales y los estados pequeños o débiles. 
Pero debido a la desconfianza provocada por su accionar irritante y soberbio, individual a veces o en conjunto con las naciones más desarrolladas del G7, se han producido rupturas a modo de mutaciones en el escenario político mundial, con repercusiones en el escenario político mundial, con repercusiones en lo tecnológico, lo ambiental y lo militar. El curso de estos acontecimientos transforman el paisaje geopolítico mundial y exige una revisión de las pautas del pasado en forma cada vez más reiterada. 
La tragedia del 11 de setiembre del año 2001, vivida por el pueblo americano, constituyó un paso más hacia la destrucción de las formas civilizadas de convivencia. La reacción posterior del gobierno de Estados Unidos y sus aliados de la "Coalición", con sus intervenciones en Afganistán e Iraq no parecen ser lo mejor para contribuir a la construcción de la Paz.  La humanidad se encuentra ante el enorme desafío de encontrar una Paz cada vez más esquiva. 
Estamos inmersos todos en un gran caos que se acrecienta con el incremento de la población mundial y las diferencias cada vez más notorias entre unos y otros. 
Diferencias que no son ajenas a las posturas no sólo económicas o filosóficas como antaño; sino, lo que es peor aún las diferencias religiosas, que abren un tajo en el vientre de la Paz, muy difícil de sanar. 
Nuestro país anhela vivir en Libertad y democracia. Necesitamos una conjunción de ideales y objetivos superiores, evitando las diferencias irreconciliables entre nosotros primero, para alcanzar la autoridad moral por lo menos en esta parte del mundo. 
Es imprescindible el uso de la inteligencia para construir y no destruir, utilizando fundamentalmente nuevas herramientas de cooperación. 

Cnel. (r) Luis Agosto Bessonart
UNIDAD NACIONALISTA


 





 






 






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