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miércoles, 16 de enero de 2013

Doscientos muertos... y la macabra cuenta sigue



Imagine el lector que en tan sólo UN MES hubiera azotado al Uruguay alguna de las siguientes catástrofes:
--200 muertos en accidentes de tránsito
--Doscientas personas asesinadas por delincuentes
--Una epidemia de cólera cobra 200 víctimas
--Se producen doscientos suicidios
--Un estado enemigo nos invade, y mata, en el primer mes, a 200 compatriotas
--Un tsunami arrebata la vida de 200 uruguayos

¿Puede haber algo peor que cualquiera de esas hipótesis imaginarias?

Sí, puede haberlo, y esa realidad supera en gravedad cualquiera de esos escenarios ficticios.

Según “La República”, desde la “legalización” del infanticidio, se han perpetrado 200 “abortos seguros”, es decir se ha exterminado a 200 criaturas inocentes.  El término “aborto seguro” significa algo muy distinto de lo que la hipocresía de sus promotores insinúa: significa la seguridad de los perpetradores, de lucrar impunemente con la muerte; la impunidad del gobierno que tan monstruosa práctica ha santificado, y la impunidad de los seudo-opositores políticamente eunucos que se asociaron al holocausto.

La experiencia universal es unánime: la cifra de asesinatos irá en aumento a medida que se habitúe ( se des-moralice) a más personas a tolerar este horror, y que sucesivos “progresos legislativos” vayan ampliando el período de admisibilidad del exterminio, hasta llegar, como en los países de inmoralidad más desarrollada, a los nueve meses de gestación o ¿por qué no? a la suprema monstruosidad del llamado “aborto parcial” (dar muerte al feto que arrancado del seno materno es viable pese a la maniobra practicada.

No olvidamos en la cuenta de víctimas a las infelices mujeres a las que se recibe en los “centros de salud” con la taimada pregunta “¿Lo querés tener?” y abusando criminalmente de su ignorancia --son siempre las clases más pobres las víctimas propiciatorias del régimen liberal-marxista-- se las asocia al crimen “seguro”.

Como en todos los graves asuntos públicos, la Providencia ha dado al pueblo oriental la enseñanza imperecedera del General Artigas: “Nada tenemos que esperar sino de nosotros mismos”.  El extremo de crueldad insuperable de los autores intelectuales y materiales de esta Catástrofe Nacional nos obliga a aventar toda esperanza convencional en sujetos irredimibles o “menos malos”.

La alternativa es clara: el Partido del Aborto y sus secuaces “moderados” deben irse, o la Patria y el pueblo oriental dejarán de SER.

 Coronel (r) Luis Agosto Bessonart


miércoles, 31 de octubre de 2012

Legalización del infanticidio: crimen de lesa patria

Me preguntaba yo el por qué del empecinamiento del Partido del Aborto (como los seres pensantes de nuestra población denominan al Frente Amplio) en su afán compulsivo de redimir al aborto intencional de su condición de Delito contra la Personalidad Humana constelado de todo el elenco de agravantes concebibles e imaginables: premeditación, alevosía, móvil de lucro, indefensión de la víctima, ensañamiento, ímpetu de brutal ferocidad, asociación para delinquir…
  
¿No es absurdo que el Frente renuncie a los votos de las personas normales, cuya conciencia les impedirá apoyarlo electoralmente por haber inscripto en su programa semejante objetivo?  Pero  ¡EUREKA!: encontré la respuesta, enunciada con precisión de ley histórica por Alejandro Solzhenitsyn, no por nada Oficial de Artilleria y matemático.
  
Dice el Premio Nóbel en la página 640 del Tomo II de “Archipiélago Gulag”:
“La sarna espiritual no se propaga instantáneamente en el alma de la sociedad… Hay un cierto período mínimo necesario de corrupción antes de que el Gran Aparato pueda manipular a la gente”
  
A esa luz el enigma se disipa, y se comprende que el Partido del Aborto acepta el mal menor de perder votos con tal de abortar éticamente al pueblo uruguayo, objetivo superior aún, para sus fines, que el nada desdeñable de “legalizar” la marihuana, meta que también promueven con ahinco.
  
Es imperioso que todos aquellos que justificadamente se conmueven por los aspectos sectoriales de la demolición programada del país que estamos padeciendo, comprendan que la justificación y banalización del exterminio de los más indefensos de nuestros compatriotas es el instrumento más letal de que dispone el régimen para consolidar el poder autocrático, porque asesta el hachazo en la raíz misma de la comunidad, en su fundamento moral, y con él demuele el derecho, nulifica la educación, inhibe toda capacidad de reacción contra cualquier otro atropello del poder –deja a la población inerme ante el Gran Aparato que mencionaba el formidable pensador ruso— e intenta reducir a nuestro amado pueblo a una condición inferior aún a la animalidad, porque en el reino animal no se dan extremos de crueldad de semejante magnitud, legalizados y hasta santificados por el asombroso descaro de quienes no contentos con contaminar nuestro sistema jurídico con esta perversión, se presentan como filántropos acongojados por “miles” (sic) de muertes de mujeres que está comprobado fehacientemente que no ocurren. (Pero además: ¿la mitad de los bebés exterminados “legalmente” no serían, acaso, mujeres?).
  
Otros aspectos, si fuera preciso, acaban de condenar el Cáncer del Alma con que se intenta inficionar al pueblo uruguayo.
Uno es la presentación del tema aborto como cuestión exclusivamente jurídica o sanitaria, y ocultar a las personas desinformadas que se trata de un monstruoso negocio promovido por los grandes intereses usurarios globalizadores. Si residuos de vergüenza tuvieren, deberían abstenerse de participar en esta campaña, para no contaminarse, los políticos que saben perfectamente que hay una industria del aborto patrocinada por seres de la laya de Rockefeller y Kissinger, y que hay alicientes contantes y sonantes para los que voten la legalización del aborto.  ¿No es intrínsecamente nula una norma cuya motivación ostensible es falsa, pues la real es el afán de lucro ilegítimo de sus promotores?
  
Segundo, al apartar al derecho positivo tan radical y definitivamente del derecho natural como se lograría con la Ley Infanticida, sus fautores estarían privando de sustento al primero, y convenciendo con poderosas razones a la población de que el sistema democrático no tiene otro sustento que la Violencia del Voto de mayorías fugaces, en lugar de apoyarse y estar al servicio de las bases esenciales y permanentes de orden moral que para bien de nuestra nación han residido tradicionalmente en el corazón de todas las clases sociales de nuestra tierra.  La casta que se arroga poder de condenar a muerte al inocente, si lograra su torvo designio, privará de sustento ideológico a la democracia.
  
Finalmente, una objeción que más que política es estética, contra la Ley de la Muerte: el espectáculo repulsivo de que un bien tan sacrosanto como la vida de los niños esté siendo –también él— manipulado y negociado en los turbios “arreglos” de la baja política, en los “fifty-fifty” o en los “3 y 2” o en los “pactos del chinchulín”, o en las “transas” que los políticos venales de otrora no habrían osado poner en la mesa del garito negociador con otro partido, como se está ahora haciendo, con proyectos supuestamente menos homicidas, para captar algún voto legislativo que salve del fracaso a la legalización del infanticidio. Una vez aprobado el proyecto “intermedio”, en sucesivas “mejoras” legales posteriores --como ha pasado en todas partes del mundo--  se terminará en el holocausto hasta los nueve meses de gestación, sin necesidad de dar razones, impuesto por la violencia a los médicos bajo pena de cárcel por resistirse a matar, y pagadero por el propio pueblo víctima de este orientalicidio.
 

Coronel Luis María Agosto Bessonart
Srio. Gral. - Orientador Ideológico
Bloque Cívico Unidad Nacionalista-Tel. 27081072
Visite nuestro blog:  http://luisagostob.blogspot.com/

domingo, 16 de septiembre de 2012

Despenalización del aborto: crimén de lesa patria

Me preguntaba yo el por qué del empecinamiento del Partido del Aborto (como los seres pensantes de nuestra población denominan al Frente Amplio) en su afán compulsivo de redimir al aborto intencional de su condición de Delito contra la Personalidad Humana constelado de todo el elenco de agravantes concebibles e imaginables: premeditación, alevosía, móvil de lucro, indefensión de la víctima, ensañamiento, ímpetu de brutal ferocidad, asociación para delinquir…
¿No es absurdo que el Frente renuncie a los votos de las personas normales, cuya conciencia les impedirá apoyarlo electoralmente por haber inscripto en su programa semejante objetivo?  Pero  ¡EUREKA!: encontré la respuesta, enunciada con precisión de ley histórica por Aleksandr Solzhenitsyn, no por nada Oficial de Artilleria y matemático.
Dice el Premio Nóbel en la página 640 del Tomo II de “Archipiélago Gulag”:
“La sarna espiritual no se propaga instantáneamente en el alma de la sociedad… Hay un cierto período mínimo necesario de corrupción antes de que el Gran Aparato pueda manipular a la gente”
A esa luz el enigma se disipa, y se comprende que el Partido del Aborto acepta el mal menor de perder votos con tal de abortar éticamente al pueblo uruguayo, objetivo superior aún, para sus fines, que el nada desdeñable de “legalizar” la marihuana, meta que también promueven con ahinco.
Es imperioso que todos aquellos que justificadamente se conmueven por los aspectos sectoriales de la demolición programada del país que estamos padeciendo, comprendan que la justificación y banalización del exterminio de los más indefensos de nuestros compatriotas es el instrumento más letal de que dispone el régimen para consolidar el poder autocrático, porque asesta el hachazo en la raíz misma de la comunidad, en su fundamento moral, y con él demuele el derecho, nulifica la educación, inhibe toda capacidad de reacción contra cualquier otro atropello del poder –deja a la población inerme ante el Gran Aparato que mencionaba el formidable pensador ruso— e intenta reducir a nuestro amado pueblo a una condición inferior aún a la animalidad, porque en el reino animal no se dan extremos de crueldad de semejante magnitud, legalizados y hasta santificados por el asombroso descaro de quienes no contentos con contaminar nuestro sistema jurídico con esta perversión, se presentan como filántropos acongojados por “miles” (sic) de muertes de mujeres que está comprobado fehacientemente que no ocurren. (Pero además: ¿la mitad de los bebés exterminados “legalmente” no serían, acaso, mujeres?).
Otros aspectos, si fuera preciso, acaban de condenar el Cáncer del Alma con que se intenta inficionar al pueblo uruguayo.
Uno es la presentación del tema aborto como cuestión exclusivamente jurídica o sanitaria, y ocultar a las personas desinformadas que se trata de un monstruoso negocio promovido por los grandes intereses usurarios globalizadores. Si residuos de vergüenza tuvieren, deberían abstenerse de participar en esta campaña, para no contaminarse, los políticos que saben perfectamente que hay una industria del aborto patrocinada por seres de la laya de Rockefeller y Kissinger, y que hay alicientes contantes y sonantes para los que voten la legalización del aborto.  ¿No es intrínsecamente nula una norma cuya motivación ostensible es falsa, pues la real es el afán de lucro ilegítimo de sus promotores?
Segundo, al apartar al derecho positivo tan radical y definitivamente del derecho natural como se lograría con la Ley Infanticida, sus fautores estarían privando de sustento al primero, y convenciendo con poderosas razones a la población de que el sistema democrático no tiene otro sustento que la Violencia del Voto de mayorías fugaces, en lugar de apoyarse y estar al servicio de las bases esenciales y permanentes de orden moral que para bien de nuestra nación han residido tradicionalmente en el corazón de todas las clases sociales de nuestra tierra.  La casta que se arroga poder de condenar a muerte al inocente, si lograra su torvo designio, privará de sustento ideológico a la democracia.
Finalmente, una objeción que más que política es estética, contra la Ley de la Muerte: el espectáculo repulsivo de que un bien tan sacrosanto como la vida de los niños esté siendo –también él— manipulado y negociado en los turbios “arreglos” de la baja política, en los “fifty-fifty” o en los “3 y 2” o en los “pactos del chinchulín”, o en las “transas” que los políticos venales de otrora no habrían osado poner en la mesa del garito negociador con otro partido, como se está ahora haciendo, con proyectos supuestamente menos homicidas, para captar algún voto legislativo que salve del fracaso a la legalización del infanticidio. Una vez aprobado el proyecto “intermedio”, en sucesivas “mejoras” legales posteriores --como ha pasado en todas partes del mundo--  se terminará en el holocausto hasta los nueve meses de gestación, sin necesidad de dar razones, impuesto por la violencia a los médicos bajo pena de cárcel por resistirse a matar, y pagadero por el propio pueblo víctima de este orientalicidio.

Coronel (r) Luis María Agosto Bessonart
Srio. Gral. - Orientador Ideológico
Bloque Cívico Unidad Nacionalista

lunes, 26 de diciembre de 2011

Sobre el aborto

ANTE UN NUEVO CONATO DE "LEGALIZACIÓN" DEL INFANTICIDIO, EL SECRETARIO GENERAL Y ORIENTADOR DE LA AGRUPACION UNIDAD NACIONAL, CORONEL (R) LUIS MARÍA AGOSTO, REMITIÓ A LA PRENSA LAS SIGUIENTES CONSIDERACIONES IRREFUTABLES, QUE DESCARNAN ESTE ATENTADO CONTRA LAS ESENCIAS ESPIRITUALES Y MORALES DE NUESTRO PUEBLO, Y DENUNCIA LA MAFIA INTERNACIONAL QUE LUCRA CON LA SANGRE INOCENTE Y EN TODAS PARTE DEL MUNDO SE VALE DE PARLAMENTARIOS-SICARIOS QUE SE PRESTAN A ESTE MONSTRUOSO ACTO. El texto que sigue fue publicado en "El Observador", "El Bocón" y múltiples emisoras del país y del exterior. 
Art. 310 del Código Penal uruguayo: “(Homicidio) – El que, con intención de matar, diere muerte a alguna persona, será castigado con veinte meses de prisión a cinco años de penitenciaría.” 
La humildísima labor de divulgación jurídica que antecede no es tan superflua como pudiere imaginarse, sino imprescindible recordatorio al ministro de Salud Pública local, que ha proclamado su simpatía por un proyecto de ley de impunidad de una conducta, el Aborto, que salvo en el título –que en el Código Penal está entre paréntesis, indicando que no es el nombre el motivo esencial de la incriminación- es absolutamente idéntica, en actos y en malicia, a la que describe el artículo del Código Penal arriba citado. 
Me corrijo: el acto es igual: en ambos se quiere matar y se mata a una persona, pero el aborto, además, suele reunir una colección de agravantes legales que no siempre acompañan al homicidio vulgar: premeditación, uso de veneno, comisión de homicidios anteriores (art. 311 C.P.); grave sevicia; precio o promesa remuneratoria; habitualidad; reincidencia (agravantes muy especiales, C.P. 312); comisión en la persona del descendiente (Ley 16707 art. 12). Tampoco el homicidio concurre penalmente con tanta frecuencia como el aborto criminal con delitos conexos, como ejercicio ilegal de la medicina en la forma del art. 17 de la ley 9.202; con los delitos de lesiones infligidas a la madre; violencia doméstica, etc. 
Tampoco imagino hipótesis de tan refinada antijurisdicidad como la del proyecto que el Ministro confiesa compartir, como la de imponer a las instituciones de salud respetuosas de la vida humana la sensacional obligación legal de ser hipócritas“tercerizando el infanticidio”, es decir la obligación de recurrir a lo que Hollywood llama los “hit men” u homicidas a sueldo para –notable sarcasmo- intentar hacerles creer que salvan su conciencia, como si sus autoridades y médicos fueran minusválidos mentales a quienes políticos abortófilos pudieran engañar tan burdamente. 
A los promotores del aborto les corre prisa en sancionar la impunidad, (1) porque en esta época de acceso universal al saber y la información científica ni en la espesura de la jungla quedan muchos que crean que el ser concebido es un fragmento del organismo materno sobre el que alguien pueda reivindicar el derecho de eliminación; (2) porque el progreso del derecho universal tiende a constitucionalizar el derecho a la vida y no a suprimirlo (los ejemplos europeos sobreabundan); (3) porque es un atentado contra el derecho crear convenciones y pactos internacionales de respeto de los débiles y a la vez impunizar la hecatombe de las más inermes de todas las personas (en países como España, v.g. se extermina impunemente al 90% de los niños con síndrome de Down; (4) porque la industria del aborto ya no logra ocultar al público su verdadera, sórdida faz: el Congreso de los Estados Unidos, por ejemplo, está investigando a la multimillonaria multinacional “Planned Parenthood” (“paternidad planificada”) por sospechas de tráfico sexual y encubrimiento de violación, evasión de impuestos, “abuso y violación de leyes estaduales” (sic Diputado USA Stearns), abuso infantil y violación de leyes sobre atentados sexuales (http://www.lifenews.com/2011/09/27/congress-to-investigate-planned-parenthood-abortion-business/), (4) y porque al “lobby” abortista y a sus sicarios en los parlamentos sólo les queda el impotable argumento del “derecho” de los adultos a no soportar a niños “no deseados”, no comprendiendo tan embotado razonamiento que con el mismo patrón argumental el guardia de seguridad asesinado hace pocos días en Montevideo era una “persona no deseada” para el rapiñero, a quien animaba el mismo afán de lucro homicida que a los perpetradores de abortos. 
¿Será otra alarmante muestra de la caída en picada de la educación uruguaya que un científico graduado como el Ministro de Salud Pública agravie a la Ciencia desconociendo el carácter de PERSONA de los niños y niñas la impunidad de cuyo exterminio se osa promover? La Ciencia es hoy unánime al respecto, pero “vuestro” ministro arbitrariamente lo desconoce. ¿No se estará ante una hipótesis de ineptitud para el ejercicio del cargo? Véase que es el escenario menos grave para el funcionario impunizador, que no tiene la excusa de ignorancia, pues bien podría releer el científicamente impecable pronunciamiento del Dr. Tabaré Vázquez, que vetó la penúltima tentativa de imponer al Uruguay la tétrica ley de impunidad del aborto. Confiemos en que ese acto de fidelidad a la Ciencia y a su conciencia del Dr. Vázquez –adversario político del suscrito en quien me complace reconocer ese acto trascendente que lo ha convertido en arquetipo de valentía en la historia de nuestras instituciones- haga escuela en todas las esferas públicas y privadas del país, y que el pueblo oriental se juegue en defensa de su más preciado tesoro: sus niños. 
Aquellos políticos ávidos de mantener sus escaños deberían meditar en lo que realmente quieren sus representados: si el Presidente Vázquez cumplió su deber contra los extraviados de su propio partido y luego el Frente Amplio lo proclama candidato presidencial, es obvio que ni aun en filas de nuestros compatriotas frenteamplistas prospera el delirio de que matar niños –en lugar de salvar a ellos y a sus madres—es una obra de interés nacional.  

Coronel(r)Luís María Agosto Bessonart
Secretario y Líder de UNIDAD NACIONALISTA - Partido Nacional